Estamos en la era más disruptiva en la historia humana. De hecho, se cree que los próximos 20 años traerán más cambios que los 300 previos. Por si no te has dado cuenta, estamos en medio de una revolución industrial y probablemente viviremos para ver la irrupción de la siguiente.

Se estima que el 40% de las empresas que hoy son parte del índice bursátil Estándar and Poor’s 500, no estarán en la lista en 10 años. El tiempo promedio de vida de una compañía de este estándar pasó de 93 a 15 años. La mayoría de ellas porque no supo adaptarse a los cambios.

Por tanto, el desafío presente y futuro es sobrevivir en este escenario altamente cambiante y complejo. Como escribió Charles Darwin, “no es la especie más fuerte ni más inteligente la que sobrevive. Es la que se adapta mejor al cambio”.

Nosotros sostenemos que la adaptación al cambio es la clave de la nueva inteligencia organizacional. Por tanto, es válido preguntarse si las estrategias organizacionales que se siguen usando hoy, pueden seguir siendo las mismas.

Las actuales estrategias siguen siendo rígidas, de largo plazo, y top down, es decir, se definen en las altas esferas y desde ahí bajan a la organización.

La clave de las nuevas estrategias está en aprender, desaprender y reaprender. Aprender es la capacidad de adquirir nuevos conocimientos, habilidades y competencias. Por ejemplo, nuevas tecnologías, metodologías de trabajo, y entender las nuevas tendencias del mercado.

Desaprender es quizás el aspecto más desafiante y, a la vez, vital. Implica dejar de lado viejas prácticas, creencias, sesgos y procesos que ya no son efectivos o relevantes en el entorno actual

Reaprender es el paso hacia la adaptación y adopción de nuevas prácticas más adecuadas para las condiciones actuales y futuras. Implica dejar de lado las actuales estructuras jerárquicas, las formas rígidas de trabajo y formas obsoletas de liderazgo. El viejo organigrama ya está de salida.

Este ciclo, aprender, desaprender y reaprender es una respuesta estratégica a la necesidad de evolución constante en un mundo empresarial que no solo cambia rápidamente, sino que también lo hace de manera impredecible. Promueve la agilidad y la resiliencia, permitiendo que las organizaciones se adapten y prosperen independientemente de los desafíos que enfrenten.

¿Cómo deberían ser las nuevas estrategias entonces?

Las organizaciones podrían beneficiarse de adoptar estrategias de menor plazo, que revisadas y ajustadas con frecuencia, permitan respuestas rápidas a cambios inmediatos en el mercado y la tecnología. Estas estrategias deben ser revisadas y ajustadas con frecuencia para mantenerse relevantes frente a las rápidas transformaciones del entorno.

Las nuevas estrategias deben ser flexibles. Una estrategia flexible permite a la organización ajustar su enfoque y operaciones de manera ágil conforme cambian las circunstancias externas e internas. Esto podría implicar la capacidad de escalar operaciones arriba o abajo fácilmente, cambiar rápidamente el enfoque de los recursos a diferentes proyectos, o pivotar en la estrategia de producto en respuesta a la retroalimentación del cliente o nuevos competidores.

También podríamos pensar en “poliestrategias”, es decir, implementar múltiples estrategias simultáneamente permitiendo a la organización probar diferentes enfoques en varios frentes, como explorar nuevos mercados mientras se fortalecen los actuales, o innovar en productos mientras se mantienen las líneas tradicionales.

Las estrategias descentralizadas también serán clave pues puede permitir una toma de decisiones más rápida y contextual en diferentes niveles de la organización. Esto habilita a los equipos para responder con agilidad sin la necesidad de constantes aprobaciones de niveles superiores, acelerando la capacidad de la organización para adaptarse a nuevas condiciones del mercado o cambios tecnológicos.

Las organizaciones que no entiendan la necesidad de adaptarse a los nuevos entornos, simplemente están destinadas a desaparecer. En Take Up te llevamos a dar los siguientes pasos y prepararte no sólo para sobrevivir, sino para ser exitoso en los nuevos y exigentes contextos.